miércoles, 8 de junio de 2011

Domador de Emociones.

Pocas personas tienen la capacidad de contener tus emociones, de saber llevarlas al límite. Generlamente esto se da en la música, literatura y en la pintura, porque es lo que realiza el ser humano para sacar hacia fuera lo que tiene uno en su mente, corazón y alma. Tengo bandas para cada estado de ánimo, claro está. Gracias a Dios cada día me abro más y más en el camino de la música, incorporando nuevos sonidos que conviven con los que están de hace tiempo y que tienen un par de “bancadas” encima.

De estos artistas, hay pocos que te transportan a un lugar, que realmente se hacen cargo de lo que te pasa. Que logran traspasar esa barrera invisible que es la limitación física, romper en pedazos esa cosa fácil pero complicada que es el tiempo. Despertar sentidos que no sabés que existen, sangre que corre por las venas con velocidad y adrenalina, despegar la mente… esas cosas pasan, uno siente que puede dejar tranquilamente algo en manos de ese artista, que este artista entiende que te pasa, sabe que sentís y él con su talento se hace cargo de que tu cuerpo reciba o expulse lo que tiene dentro suyo.

Aunque Slash es una de esas pocas personas que nombro al principio, no es él de quién hablo. Hablo de Ayrton Senna. Mucha gente no entiende y creo que jamás va a entender lo que despierta en mi sentir ese motor Honda siendo exprimido al máximo en Suzuka, Mónaco o Kyalami. Esa destreza, pericia de ir a fondo, dando lo mejor de sí, dejando al mundo físico detrás, de correr sólo contra él, su yo interior. Domar una bestia de más de 685 caballos de potencia, con turbo, poca carga aerodinámica y 540 kilos de chasis era todo un logro, no era fácil de domar, de llevar o de acompañar. Había que ser un verdadero artista, un domador de leones y de sentidos. Y Senna iba más allá de eso, se notaba como el auto era una parte más de su cuerpo, como coordinaban perfectamente. Esa búsqueda de ser el mejor, cueste lo que cueste, se percibía, se veía, se sentía. Esa cosa de querer dejar todas las limitaciones acá, de escapar a problemas, a situaciones, de volar más y más alto, a un punto donde está siendo el mejor, pero es es más frágil que una fábrica de copas de cristal en una competencia de cantantes de ópera es una destreza única y que poca gente puede saber manejar, aprovechar y aplicar. Ese nerviosismo de ir al límite, de exigir tu límite y de buscar un mayor límite para superarse a uno mismo… es épico.

No podés verle la cara, no podés ver sus gestos, sentir los latidos de su corazón, si enducere o no sus facciones, si insulta, si grita, si llora, si rie. Todo eso lo expresa la máquina, el motor. Todo eso podías verlo en él, podías sentirlo. Como iba violando las leyes de la física para ganarse a si mismo, como buscaba superar a la física para dejar atrás todos los problemas, esa búsqueda continua de seguir adelante y no decaer. De querer ganar.

“El casco esconde sentimientos que no pueden ser entendidos”.



LimaVictor-JulietMikePapa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Verdad, muy,muy bueno